Cada madrugada
desgranando los minutos
en silencios absolutos
que empañan mi mirada...
Cada amanecer
remangándome el alma
envolviéndote de calma
para luego renacer...
Cada sobremesa
sacudiéndome las migas
que escuecen como ortigas
en mi mente presas...
Y un día más
cerrando mi jornada
vuelve Satanás
a coserme a cornadas
que no olvidaré jamás
aunque no serán contadas...
Todas las mañanas
que consumo entre ronquidos
que parecen alaridos
o quebrarse de ventanas...
Todas las tardes
esperando tu presencia
y volviéndome tu ausencia
cada vez más cobarde...
Todas las noches
caminando de tu mano
sin nigún temor mundano
a golpes ni reproches...
Y un día más
cerrando mi jornada
vuelve Satanás
a coserme a cornadas
que no olvidaré jamás
aunque no serán contadas...
Aitor Sorginak (03/06/07)
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