Virutas de alegria
invaden mi cabeza
sin maleza, sin malicia,
como una sangria
de besos y caricias...
Madrugadas de placer
inundan mis recuerdos
cuerdos, lunáticos,
cada nuevo amanecer
me observan estáticos...
Y mis noches son de luz
desde que la luna me acompaña
ya no me resulta extraña
la forma de huir de la cruz,
me diste una espadaña
y quebré todo al trasluz...
Cuántos besos y palabras
que me brinda tu boca
loca, desquiciada,
sin ideas macabras,
como ese bufon que al rey derroca...
Cuántas noches a tu lado
yo quisiera pasar,
amasar, entre abrazos
ese amor descolocado
que me llena de arañazos...
Y mis noches son de luz
desde que la luna me acompaña
ya no me resulta extraña
la forma de huir de la cruz,
me diste una espadaña
y quebré todo al trasluz...
Aitor Sorginak (04/06/07)
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