La lluvia repiqueteando, sin cesar,
contra los cristales…
Y yo solo pienso en el silencio.
Vuelvo a suicidarme entre paños de algodón,
sin más dolor…
Y el mundo sigue su curso.
Un día fuiste, un día fuimos, un día quisimos
ser…
La sombra del cuchillo empaña la noche
y me acecha tras tu nombre,
y el sonido estridente de tu ausencia
rasga de cuajo mis recuerdos.
Sopla el viento de los grises recuerdos
por mi cabeza…
Y yo me aferro a tu voz.
Vuelvo a sangrarte por todos mis poros
en lenta agonía…
Y nadie puede percibirlo.
Lo tuvimos todo, lo perdimos todo, pudimos
volar…
…y nos derrotó el
suelo.
Aitor Sorginak,
29 de Marzo de 2014