Aquí nos vimos la primera vez,
¿te acuerdas?
y yo me sentí como un pez,
que en tus ojos nadaba, tan azules
que pude sustituir cuerdas
por gasas, por sedas, por tules...
Fue una noche muy lluviosa,
¿lo olvidaste?
caía agua como losas,
y yo a tí me acerqué, tan suave
tú me sonreiste, me miraste
nací, crecí, morí, y no fue nada grave...
Desde aquel día vivo por tí,
¿lo has notado?
cada día sueño repetir
lo que tú me das, tan mágico
que cada vez que lo he disfrutado,
se borró lo dañino, lo triste, lo trágico...
Y desde ese día, mi princesa,
sigo colgado de tus besos
una vez probados, son el veneno más travieso,
del que quiero más remesas...
pues es en ellos donde vivo,
y es por tí, Bea, que esto escribo...
Sean mis noches las tuyas,
sea mi vida contigo,
sean eternos aleluyas,
en infinitos campos de trigo,
donde escapamos de las puyas,
donde se bien lo que digo...
Sean nuestros recuerdos conjuntos,
sean nuestras vidas paralelas,
siga yo sumando puntos,
que te deslumbren cual candelas,
sea tus sueños más ocultos,
los que soplen siempre en mis velas...
Y desde ese día, mi princesa,
sigo colgado de tus besos
una vez probados, son el veneno más travieso,
del que quiero más remesas...
pues es en ellos donde vivo,
y es por tí, Bea, que esto escribo...
Aitor Sorginak (15/01/2012)